Un aneurisma cerebral es un punto débil o delgado en un vaso sanguíneo del cerebro, lo que aumenta el riesgo de ruptura, ya que la pared de la arteria se dilata y se llena de sangre, lo que puede resultar en un derrame cerebral hemorrágico, que puede ser más o menos menos grave, dependiendo del tamaño del sangrado y de la región afectada del cerebro.
En la mayoría de los casos, un aneurisma cerebral que no se ha roto no causa ningún síntoma. Sin embargo, cuando se rompe, puede provocar un dolor de cabeza extremadamente intenso, repentino o que aumenta con el tiempo, y puede ir acompañado de náuseas, vómitos o pérdida del conocimiento.
El tratamiento de un aneurisma cerebral lo realiza un neurólogo, pudiendo estar indicada medicación para regular la presión arterial y evitar que el aneurisma se rompa, o cirugía, que suele estar indicada en casos de aneurismas que ya se han roto, pero que también puede ser Se realiza para tratar aneurismas específicos, según su ubicación y tamaño.

Síntomas de aneurisma cerebral
Los principales síntomas del aneurisma cerebral son:
- Dolor de cabeza muy intenso, que comienza repentinamente;
- Náuseas o vómitos;
- Rigidez de cuello o dolor lumbar al flexionar el cuello;
- Visión borrosa o doble;
- Párpados caídos;
- Mayor sensibilidad a la luz;
- Somnolencia, confusión mental, pérdida del conocimiento o desmayos;
- Convulsiones, en algunos casos.
Estos síntomas pueden aparecer cuando el aneurisma se rompe, provocando un sangrado en el cerebro, y en algunos casos, la persona también puede tener la sensación de que la cabeza está caliente y que hay una “fuga” y que parece que la sangre se ha extendido.
Además, generalmente las personas que tienen presión arterial alta y un aneurisma cerebral pueden experimentar un dolor de cabeza repentino o intenso entre 6 y 20 días antes de que el aneurisma se rompa, debido a una pequeña hemorragia o fuga de sangre en el cerebro.
Sin embargo, un aneurisma cerebral normalmente no causa ningún síntoma y se identifica accidentalmente durante un examen diagnóstico de la cabeza. Sin embargo, algunas personas con un aneurisma pueden experimentar signos como dolor constante detrás del ojo, pupilas dilatadas, visión doble u hormigueo en la cara.
Cuando aparecen síntomas de un aneurisma cerebral, y siempre que exista sospecha de ruptura, es muy importante pedir ayuda médica de inmediato marcando el 911, o llevar a la persona inmediatamente al hospital para iniciar el tratamiento más adecuado.
Cómo confirmar el diagnóstico.
El diagnóstico de aneurisma cerebral lo realiza un neurólogo mediante la evaluación de los síntomas y pruebas de imagen, como angiografía por tomografía computarizada, resonancia magnética o angiografía, para evaluar las estructuras del cerebro e identificar si existe alguna dilatación en los vasos sanguíneos o rotura del aneurisma.
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La tomografía computarizada es un examen extremadamente útil con una sensibilidad muy alta cuando se realiza dentro de las 6 horas posteriores al inicio de los síntomas del aneurisma cerebral.
Si la tomografía computarizada da un resultado negativo y el médico aún sospecha de hemorragia subaracnoidea, se podrá solicitar una punción lumbar para evaluar el líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro y la médula espinal, y así confirmar el diagnóstico.
Estas pruebas también ayudan al médico a descartar otras afecciones con síntomas similares, como malformaciones en los vasos sanguíneos cerebrales, trombosis venosa cerebral, migraña, cefalea en racimos o rotura de la arteria carótida, por ejemplo.
Posibles causas del aneurisma.
Un aneurisma cerebral es causado por un adelgazamiento de la pared de los vasos sanguíneos cerebrales, lo que puede provocar su dilatación, como si se formara una burbuja en la arteria, aumentando el riesgo de rotura y la aparición de síntomas.
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar un aneurisma cerebral, como:
- Edad, siendo más común en personas mayores;
- Presión arterial alta no controlada;
- El hábito de fumar;
- Consumo excesivo y frecuente de bebidas alcohólicas;
- Aterosclerosis;
- Uso de drogas de abuso, como la cocaína;
- Tumor o traumatismo cerebral;
- Historia familiar de aneurismas.
Además, algunas condiciones genéticas también parecen aumentar el riesgo de aneurisma cerebral, como la poliquistosis renal, la esclerosis tuberosa, el síndrome de Ehlers-Danlos, la displasia fibromuscular o las malformaciones de los vasos sanguíneos cerebrales.
Cómo se realiza el tratamiento.
El tratamiento del aneurisma es bastante variable y puede depender no sólo del historial médico, sino también del tamaño del aneurisma y de si tiene fugas o no. Así, entre los tratamientos más utilizados se encuentran:
1. Aneurisma no roto
La mayoría de las veces, los médicos optan por no tratar los aneurismas no rotos, ya que el riesgo de que se rompan durante la cirugía es muy alto. Por lo tanto, es normal evaluar periódicamente el tamaño de la dilatación para asegurarse de que el aneurisma no aumente de tamaño.
Además, también se pueden recetar medicamentos para aliviar algunos de los síntomas, como paracetamol, dipirona, ibuprofeno, para reducir los dolores de cabeza o levetiracetam, para controlar la aparición de convulsiones, por ejemplo.
Sin embargo, en algunos casos el neurólogo puede optar por realizar una cirugía endovascular con colocación de stentpara evitar la ruptura, sin embargo, al ser un procedimiento muy delicado, debido al riesgo de ruptura durante el procedimiento, es necesario evaluarlo muy bien y explicar bien los riesgos al paciente y familiares.
2. Aneurisma roto
Cuando un aneurisma se rompe, se trata de una emergencia médica y, por lo tanto, se debe acudir inmediatamente al hospital para iniciar el tratamiento adecuado, que normalmente se realiza con cirugía para cerrar el vaso que sangra dentro del cerebro. Cuanto antes se realice el tratamiento, menores serán las posibilidades de desarrollar consecuencias de por vida, ya que menor será el área del cerebro afectada.
Cuando el aneurisma se rompe, provoca síntomas similares a los de un derrame cerebral hemorrágico. Vea a qué señales debe prestar atención.
Posibles secuelas del aneurisma
Un aneurisma cerebral puede provocar un hematoma subdural, una hemorragia llamada subaracnoidea, que es el sangrado entre el cerebro y las meninges que lo recubren, o provocar una hemorragia intracerebral, que es el sangrado que se produce en la mitad del cerebro.
Tras un aneurisma, una persona puede no tener consecuencias, pero algunas pueden presentar cambios neurológicos similares a los de un ictus, como dificultad para levantar un brazo por falta de fuerza, dificultad para hablar o lentitud para pensar, por ejemplo. Las personas que ya han tenido un aneurisma tienen mayor riesgo de sufrir un nuevo evento.
Vea otras posibles consecuencias que pueden surgir cuando hay un cambio en el cerebro.
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