El ictus (accidente cerebrovascular) puede ser causado por la acumulación de grasa en el interior de los vasos, el tabaquismo, la hipertensión arterial, fuertes golpes en la cabeza, un aneurisma, alteraciones cardíacas o ser consecuencia del uso de anticoagulantes, por ejemplo.
Un ictus puede ser isquémico, cuando hay una obstrucción del vaso sanguíneo, interfiriendo el flujo de sangre al cerebro y dando lugar a zonas sin oxígeno, o hemorrágico cuando hay sangrado dentro del cerebro por rotura de los vasos.
Como consecuencia de un ictus, es posible que aparezcan secuelas que varían según la gravedad de la lesión cerebral, como debilidad en un lado del cuerpo o dificultad para hablar, por ejemplo, y es fundamental que la persona esté vigilada. por un médico. Vea más sobre las consecuencias del derrame cerebral.

13 causas principales de accidente cerebrovascular
Las principales causas del ictus son:
1. Mala alimentación
Una mala alimentación puede aumentar el riesgo de sufrir un ictus, y normalmente está relacionada con el consumo de alimentos ricos en grasas, fritos, sal, hidratos de carbono y azúcares.
Esto se debe a que estos alimentos favorecen la acumulación de grasa dentro de los vasos y contribuyen a reducir la elasticidad de los vasos sanguíneos del cuerpo, incluido el cerebro.
Cuando esto sucede, la sangre no puede pasar y las células de la región afectada comienzan a morir por falta de oxígeno, lo que provoca un accidente cerebrovascular isquémico.
Qué hacer: Se recomienda adoptar hábitos de vida más saludables, como llevar una dieta más equilibrada, rica en verduras, frutas y carnes magras, y practicar actividad física con regularidad, al menos 30 minutos al día. Consulte más consejos para reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
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2. Presión arterial alta
Una presión muy alta puede romper algunos de los vasos del cerebro y provocar un derrame cerebral hemorrágico. El accidente cerebrovascular hemorrágico debido a la hipertensión es más común en personas que tienen picos de presión arterial muy altos debido a la falta de tratamiento.
Qué hacer: Es fundamental que el tratamiento de la hipertensión arterial se realice según las indicaciones del médico, ya que esto permite controlar los niveles de presión arterial, evitar picos y, así, prevenir el ictus. Vea cómo se trata la presión arterial alta.
3. Colesterol alto
Los niveles elevados de colesterol y triglicéridos favorecen la formación de placas grasas en los vasos, así como el desarrollo de inflamación en los vasos sanguíneos y enfermedades cardíacas, aumentando el riesgo de sufrir un ictus isquémico.
Qué hacer: Es importante que se consulte al cardiólogo para que se pueda realizar una valoración general del estado de salud y así iniciar el tratamiento más adecuado según el padecimiento que presenta la persona, el uso de medicamentos específicos y su mejoría. Se puede recomendar una serie de hábitos. vida y alimento.
4.Diabetes
La diabetes es un factor de riesgo de accidente cerebrovascular, ya que puede provocar cambios en los vasos sanguíneos de cualquier parte del cuerpo y, cuando afecta los vasos sanguíneos del cerebro, puede provocar un accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico.
Además, la diabetes también puede aumentar la rigidez de los vasos sanguíneos, así como aumentar la inflamación en los vasos, lo que contribuye al desarrollo de la aterosclerosis. Entender qué es la aterosclerosis y sus principales síntomas.
Qué hacer: El tratamiento indicado por el endocrinólogo debe realizarse con el uso de antidiabéticos orales y/o inyectables, como insulina o semaglutida, por ejemplo, con el objetivo de reducir y normalizar los niveles de azúcar en sangre, y evitar complicaciones a largo plazo de la diabetes. como un derrame cerebral.
5. Hábito de fumar
Fumar es un factor de riesgo bien establecido en la comunidad médica para los accidentes cerebrovasculares tanto isquémicos como hemorrágicos.
Esto se debe a que el hábito de fumar aumenta la presión arterial, reduce la oxigenación de la sangre, aumenta la agregación plaquetaria y el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, además de provocar daños en los vasos sanguíneos, reducir el colesterol bueno (HDL) y favorecer el desarrollo de aterosclerosis.
Qué hacer: Es importante dejar de fumar para reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral. Si una persona tiene dificultades para dejar de fumar, debe consultar a su médico de cabecera, quien puede recomendarle medidas para dejar de fumar o medicamentos, como bupropión o vareniclina. Ver los principales remedios para dejar de fumar.
6. Obesidad
La obesidad o el sobrepeso también es un factor de riesgo de accidente cerebrovascular, ya que puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, presión arterial alta, colesterol alto o diabetes tipo 2.
Además, la obesidad puede provocar inflamación en el organismo, provocada por la cantidad de tejido adiposo, además de hiperglucemia y resistencia a la insulina que puede derivar en aterosclerosis.
Qué hacer: Se debe seguir una dieta equilibrada guiada por un nutricionista y practicar ejercicio físico periódicamente para aumentar el déficit calórico, que funciona. en la pérdida de peso.
Además, en algunos casos, el endocrinólogo puede recomendar el uso de medicamentos para ayudar a reducir el apetito y los atracones, o incluso la cirugía bariátrica. Descubra cuándo está indicada la cirugía bariátrica.
7. Estilo de vida sedentario
El sedentarismo es un estilo de vida en el que no se practica actividad física, lo que puede derivar en obesidad, diabetes, colesterol alto, hipertensión arterial o enfermedades metabólicas, aumentando el riesgo de desarrollar un ictus.
Qué hacer: Se debe practicar ejercicio físico con regularidad, recomendando la OMS al menos entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica moderada por semana para adultos y alrededor de 60 minutos por día para niños y adolescentes. Sin embargo, para salir del sedentarismo hay que marcarse objetivos y empezar poco a poco, como reducir el uso del coche o sustituir el ascensor por escaleras, por ejemplo. Vea cómo salir del sedentarismo.
8. Golpe en la cabeza
El trauma craneoencefálico, que puede ocurrir en accidentes de tránsito o caídas desde gran altura, por ejemplo, es una causa importante de accidente cerebrovascular, ya que puede provocar sangrado dentro y alrededor del cerebro, siendo una situación muy grave que pone en riesgo la vida. la vida de la persona.
Qué hacer: En caso de accidente, es importante que la persona sea derivada rápidamente al servicio de salud más cercano para que sea valorada e inicie el tratamiento más adecuado para evitar complicaciones.
9. Cambios en el corazón o los vasos sanguíneos.
Algunos cambios en el sistema cardiovascular, como la dilatación del corazón, la disfunción en el funcionamiento del músculo cardíaco o de sus válvulas, la presencia de un tumor o una calcificación, pueden contribuir a la formación de coágulos, que pueden llegar al cerebro a través del torrente sanguíneo. e interferir con el flujo de sangre. sangre, provocando un accidente cerebrovascular isquémico.
Qué hacer: Algunos cambios cardíacos no provocan signos ni síntomas y, por ello, es importante que se realicen pruebas cardiovasculares de rutina para evaluar la salud del corazón y comprobar tempranamente cualquier cambio que pueda existir. Si se nota algún cambio, el médico debe indicar el tratamiento más adecuado, que puede realizarse con un seguimiento periódico, uso de medicación o cirugía.
10. Aneurisma cerebral
Un aneurisma cerebral corresponde a un punto más débil de los vasos del cerebro, que puede romperse más fácilmente y provocar una hemorragia local, dando lugar a un ictus hemorrágico. Vea más sobre el aneurisma cerebral.
Qué hacer: Este tipo de cambio se descubre con mayor frecuencia de forma accidental, cuando se realizan exámenes de tomografía computarizada o resonancia magnética por otras causas. Sin embargo, se puede sospechar de un aneurisma ante la presencia de síntomas como dolores de cabeza frecuentes que van empeorando progresivamente, convulsiones o debilidad y hormigueo en alguna parte del cuerpo, por ejemplo.
Por lo tanto, es importante consultar al médico para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento, que puede realizarse con el uso de medicamentos o cirugía.
11. Uso de drogas ilícitas
El uso de drogas ilícitas, especialmente inyectables, como la heroína, por ejemplo, favorece daños y espasmos en los vasos sanguíneos, lo que puede contribuir a la formación de coágulos y, en consecuencia, al ictus.
Qué hacer: En estos casos, se recomienda buscar ayuda en un centro especializado en medicamentos para que se pueda realizar el proceso de desintoxicación y, así, contribuir a la calidad de vida de la persona y reducir las posibilidades de sufrir un ictus.
12. Vasculitis
La vasculitis es la inflamación de los vasos sanguíneos, incluidos los vasos que llegan al cerebro, lo que resulta en un cambio en el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular debido a la reducción en la llegada de oxígeno a la región. Obtenga más información sobre la vasculitis.
Qué hacer: Es importante consultar a un cardiólogo o angiólogo ante la sospecha de vasculitis, ya que esto permite confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado, el cual puede realizarse con el uso de corticoides o cirugía.
13. Uso de anticoagulantes
El uso indiscriminado o el uso de altas dosis de anticoagulantes puede aumentar el riesgo de hemorragia, incluso dentro del cerebro, provocando un ictus hemorrágico.
Qué hacer: Es importante que el uso de anticoagulantes sólo se realice por consejo médico y siguiendo sus instrucciones, evitando dosis excesivas. También es importante comunicar al médico cualquier síntoma o sangrado que se presente durante el periodo de uso de este medicamento, ya que de esta manera el médico podrá realizar una valoración general y comprobar la posibilidad de cambiar la dosis, cambiar o suspender el medicamento.
¿El ictus tiene cura?
No existe cura para el ictus, sin embargo, se puede prevenir en la mayoría de los casos o, cuando ocurre, es posible invertir en tratamientos para mejorar la condición y rehabilitación para dejar menos consecuencias.
Además, es posible que el cuerpo se recupere en gran medida, o completamente, de los síntomas y dificultades que surgen con un ictus, lo que también depende del seguimiento con un neurólogo y de la rehabilitación, con:
- Fisioterapiaque ayuda a recuperar la parte motora y desarrollar los movimientos;
- terapia ocupacionalque fomenta la elaboración de estrategias para reducir los efectos de las secuelas del ictus en la vida cotidiana, adaptaciones del entorno y utensilios, así como actividades para mejorar el razonamiento y los movimientos;
- Actividad físicarealizado, preferentemente bajo la dirección de un educador físico, para fortalecer los músculos y ayudar a la independencia, el equilibrio y el bienestar de la persona;
- Nutriciónayuda a preparar los alimentos en la cantidad, tipo y consistencia ideales para cada persona;
- Terapia del lenguajeEs importante en casos de dificultad para tragar alimentos o comunicarse, ayudando a adaptarse a estas situaciones.
De esta forma, aunque las secuelas del ictus no disminuyan ni se recuperen rápidamente, es posible mejorar la calidad de vida de la persona que vive esta situación.