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Qué es, síntomas, causas y tratamiento.

Enfermedades

La hepatitis fulminante es una inflamación grave del hígado que deja de funcionar rápida y progresivamente en unos días o semanas, provocando síntomas como piel y ojos amarillentos, orina oscura, fiebre baja y malato generalizado.

Esta afección, también llamada insuficiencia hepática aguda o insuficiencia hepática fulminante, es una emergencia médica que puede ser causada por la hepatitis B o el consumo de altas dosis de paracetamol, y afecta a personas que tienen un hígado normal o una enfermedad hepática controlada.

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Es importante que el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis fulminante se realice lo antes posible según la orientación del hepatólogo para que se puedan controlar los síntomas y no haya una pérdida total de la función hepática, requiriendo la hospitalización de la persona para recibir tratamiento.

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Síntomas de hepatitis fulminante.

Los principales síntomas de la hepatitis fulminante son:

  • Orina oscura;
  • Ojos y piel amarillos, situación llamada ictericia;
  • Como general;
  • fiebre baja;
  • Náuseas, vómitos y pérdida de apetito;
  • Dolor en el lado derecho del abdomen o hinchazón en el vientre;
  • Picazón, picazón y picazón, yo
  • Hemorragias.

En los casos más graves también puede producirse una inflamación del cerebro, conocida como encefalopatía hepática, que provoca cambios de comportamiento, trastornos del sueño, desorientación e incluso coma, siendo indicativo de un estado avanzado de la enfermedad. Saber identificar los síntomas de la encefalopatía hepática.

Es importante acudir inmediatamente a urgencias si se presentan síntomas de hepatitis fulminante, para que el tratamiento sea diagnosticado e iniciado lo antes posible.

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Cómo se hace el diagnóstico

El diagnóstico de hepatitis fulminante debe ser realizado por el hepatólogo o médico general en el hospital, mediante la evaluación de los síntomas, la historia clínica y el examen físico.

Además, el médico debe solicitar pruebas que evalúen la función hepática, como ALT, AST, GGT, fosfatasa alcalina y bilirrubina, por ejemplo, y pruebas de imagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética. Mira qué pruebas evalúan el hígado.

En algunos casos, el médico también puede indicar la realización de la biopsia hepática que permite detectar la gravedad de las lesiones y en ocasiones las causas de la enfermedad.

Posibles Causas

Las principales causas de la hepatitis fulminante son:

  • Hepatitis A y B;
  • Enfermedades autoinmunes, como el síndrome de Reye o la enfermedad de Wilson;
  • Uso de medicamentos, como el paracetamol, con mayor frecuencia como consecuencia de la automedicación;
  • Consumo de tés adelgazantes excesivos y sin orientación;
  • Falta de oxígeno en los tejidos del hígado.
  • Exceso de grasa en el hígado durante el embarazo.

Aunque suele ser una complicación, la hepatitis fulminante también puede ocurrir en personas con hígado normal.

Cuando se presenta alguna de estas situaciones, el hígado de la persona puede verse gravemente afectado, dejando de ser capaz de filtrar la sangre para eliminar sus impurezas y almacenar vitaminas y minerales, dando lugar a la aparición de síntomas.

Como se hace el tratamiento

El tratamiento de la hepatitis fulminante se realiza en el hospital y consiste en el uso de fármacos para desintoxicar el hígado. Es importante que la persona esté en ayunas por un tiempo y luego reciba una dieta adecuada y libre de grasas. A veces es necesaria la diálisis para purificar la sangre.

Sin embargo, esto no siempre es suficiente para curar la hepatitis fulminante, ya que muchas veces la inflamación del hígado es extensa y no hay posibilidad de revertirla. Por lo tanto, se puede recomendar el trasplante de hígado para que sea posible lograr la curación. Comprenda cómo se realiza el trasplante de hígado.

Sin embargo, dado que la hepatitis fulminante es consecuencia de otros cambios, es importante identificar y tratar su causa, evitando mayores daños al hígado.