siempre babeo panes maravillosos que veo en mis paseos por la blogosfera culinaria.
Quizás ya me habéis visto comentar en vuestros blogs que mi “problema” en el cocina es con pan y suelo comentar que “No soy alguien que domine el arte de hornear.“. Mis panes siempre son pesados e insípidos… ¡pero creo que esta vez lo hice bien! Ellos eran hermosolindo, fragante… ¡Te dije que algún día funcionaría! Vale, la receta es una de las más fáciles, ¡pero por ahora estoy bastante contenta!
Vamos a ensuciarnos los dedos (rinde 12 rollos):
1 huevo;
¼ de taza de aceite;
1/2 vaso de leche tibia;
1 cucharadita de azúcar;
1 cucharadita de sal;
1 tableta de levadura orgánica fresca;
1/2 cebolla grande;
Enharine hasta que quede suave (unos 400 g).
Licuar todo en la licuadora (menos la harina). Vierte la mezcla batida en un recipiente hondo y agrega la harina hasta obtener una masa muy uniforme y fácil de trabajar (es necesario que se desprenda de las manos). Forma bolitas y colócalas en la bandeja para horno, cubre con un paño y deja reposar durante 30 minutos. Duplicarán su volumen. Pincelar con yema de huevo y hornear a horno moderado hasta que esté dorado.
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