6 causas principales y que hacer

Flema

La flema blanca suele surgir debido a infecciones o inflamaciones respiratorias como bronquitis, sinusitis o enfermedades más complicadas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Pero también puede estar relacionado con cambios en el sistema digestivo, como el reflujo o las alergias alimentarias, por ejemplo.

Normalmente, la flema se produce y se adhiere a bacterias, hongos o virus para expulsarlos a través de la tos, protegiendo al organismo contra enfermedades. Además, la flema también está formada por anticuerpos, que son proteínas que ayudan a defender el organismo, combatiendo virus, hongos o bacterias.

Cuando se presentan flemas blancas con frecuencia, acompañadas o no de síntomas como fiebre, dolor de cabeza o cansancio, es importante consultar a un médico de cabecera para que valore las posibles causas y recomiende el tratamiento más adecuado.

Las causas más comunes de flema blanca son:

1. Sinusitis

Se puede formar flema blanca durante la sinusitis, que es una inflamación que se presenta en los senos nasales, alrededor de la nariz, los ojos y las mejillas, que puede durar entre 4 y 12 semanas. Además de la presencia de tos con flema blanca, otros síntomas de la sinusitis son fiebre, sensación de presión en los oídos, cansancio, secreción nasal, dolor de cabeza y mal aliento. Vea más sobre qué es la sinusitis y cómo tratarla.

Qué hacer: Algunas medidas que pueden ayudar a eliminar las flemas blancas son beber al menos 2 litros de agua al día y evitar el uso de aire acondicionado, ya que puede resecar la nariz y la boca, dificultando la eliminación de las flemas. Para tratar la sinusitis es imprescindible consultar a un médico de cabecera, quien podrá prescribir el uso de solución salina en la nariz, analgésicos para el dolor, antibióticos o descongestionantes.

2. Bronquitis aguda

En la bronquitis aguda, la flema puede ser incolora o blanca y está provocada por la inflamación de los bronquios, que son las estructuras encargadas de transportar oxígeno a los pulmones. Normalmente esta inflamación dura en promedio 1 mes y sus principales síntomas son tos con flema blanca, que tiende a empeorar por la noche, cansancio, sibilancias y dolor en el pecho.

Qué hacer: para tratar la bronquitis es importante consultar a un médico de cabecera, quien valorará los síntomas y podrá recetar paracetamol para el dolor o un broncodilatador, conocido popularmente como bomba. Además de los medicamentos, beber mucha agua y bebidas calientes, como el té, ayudan a mejorar la respiración, aliviando los síntomas de la bronquitis aguda.

3. Asma

El asma es una inflamación crónica de los pulmones que puede provocar la producción de flema blanca. El asma es una enfermedad genética que comienza durante la infancia y algunos factores, como la obesidad o la exposición al polvo, perfumes o cucarachas, pueden empeorar los síntomas, que generalmente incluyen dificultad para respirar, tos, opresión y sibilancias.

Qué hacer: para tratar el asma es fundamental recibir una evaluación de un neumólogo para que pueda indicar la mejor terapia. Normalmente, las recomendaciones para tratar el asma incluyen el uso de corticosteroides e inhaladores, evitar la exposición a la contaminación ambiental, como ácaros del polvo, pelos de animales y materiales de limpieza, y dejar de fumar, ya que el tabaco empeora la enfermedad. Descubra otros medicamentos para tratar el asma.

4. Reflujo

El reflujo es una enfermedad en la que el ácido del estómago sube al esófago o la boca y puede ser causado por la obesidad o la vejez. Los principales síntomas del reflujo son ardor, tos con presencia de flema blanca, voz ronca, carraspeo y desgaste dental, provocado por la presencia de ácido estomacal en la boca.

Qué hacer: Es importante acudir a una consulta con un gastroenterólogo para confirmar el diagnóstico y someterse al tratamiento adecuado, que normalmente puede comenzar con el uso de medicamentos para reducir la acidez del estómago como el omeprazol. También se recomienda evitar el consumo de bebidas alcohólicas, evitar fumar y evitar el uso de ropa ajustada. Además, es importante adoptar una dieta equilibrada, guiada por un nutricionista. Comprenda cómo seguir una dieta para tratar el reflujo.

5. Alergia alimentaria

La alergia alimentaria es la reacción del organismo a algunos alimentos, como el maní, la leche, los huevos, los mariscos, el trigo o la soja. Los síntomas aparecen entre 20 minutos y 2 horas después de ingerir el alimento y varían desde picazón y ampollas en la piel, tos con flema blanca, náuseas, vómitos, hasta reacciones más graves como anafilaxia, que es una disminución de la presión arterial, hinchazón de la labios y dificultad para respirar. Obtenga más información sobre las causas, los síntomas y cómo tratar las alergias alimentarias.

Qué hacer: Para tratar alergias alimentarias leves, es importante consultar a un alergólogo o inmunólogo, quien, previa evaluación, podrá recomendar el uso de nebulización, antihistamínicos o corticoides. Si aparecen síntomas más graves, como dificultad para respirar o hinchazón de garganta, se debe llamar a una ambulancia o acudir a un hospital de inmediato. La evaluación médica es fundamental para identificar y excluir de la dieta alimentos que puedan provocar reacciones alérgicas.

6. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o EPOC, es una enfermedad crónica que se produce debido a la exposición prolongada al humo, el polvo u otros irritantes. La enfermedad hace que las vías respiratorias se cierren, impidiendo gradualmente la circulación de aire en los pulmones. Dificultad para respirar, tos con producción excesiva de flema, que puede ser blanca u otros colores, son los síntomas más comunes de la enfermedad. Entiende mejor qué es, los síntomas y cómo tratar la EPOC.

Qué hacer: Es imprescindible recibir una evaluación de un neumólogo. El tratamiento de la EPOC varía según el grado de la enfermedad, recomendándose dejar de fumar, pudiendo estar indicado también el uso de medicamentos como bombas, corticoides, oxígeno, fisioterapia pulmonar y actividad física regular. Además, una dieta equilibrada supervisada por un nutricionista es fundamental durante el tratamiento de la enfermedad.



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