qué es, para qué sirve, cómo se hace y resultados

Exámenes

La espirometría es una prueba de función pulmonar recomendada por un neumólogo para diagnosticar problemas respiratorios, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma, el enfisema pulmonar o la bronquitis crónica.

Este examen permite al médico evaluar los volúmenes respiratorios, es decir, la cantidad de aire que entra y sale de los pulmones, así como el flujo y el tiempo, siendo considerado el examen más importante para evaluar la función pulmonar.

La prueba de espirometría puede ser realizada de forma gratuita por el SUS, o realizada en clínicas u hospitales privados, y los resultados deben ser interpretados por el neumólogo, junto con otras pruebas que evalúan los pulmones.

Para qué sirve

La prueba de espirometría está indicada para ayudar a diagnosticar problemas respiratorios, como:

  • Asma;
  • Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC);
  • Bronquitis crónica;
  • Enfisema pulmonar;
  • Fibrosis pulmonar o fibrosis quística.

Además, el neumólogo también puede recomendar la realización de una espirometría como forma de seguir la evolución del paciente con las enfermedades respiratorias, pudiendo comprobar si está respondiendo bien al tratamiento y, en caso contrario, indicar otra forma de tratamiento.

En el caso de deportistas de alto rendimiento, como corredores de maratón y triatletas, por ejemplo, el médico puede recomendar una espirometría para evaluar la capacidad respiratoria del deportista y, en algunos casos, proporcionar información para mejorar el rendimiento del deportista.

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Cómo prepararse para el examen

Prepararse para realizar la prueba de espirometría es muy sencillo e incluye:

  • No fumar ni beber alcohol 24 horas antes del examen;
  • Evite el ejercicio físico pesado o intenso. antes del examen;
  • Evite comer una comida muy pesada antes del examen;
  • Lleva ropa cómoda y un poco apretado.

Este preparado evita que la capacidad pulmonar se vea afectada por factores distintos a una posible enfermedad. Por tanto, si no hay una preparación adecuada, es posible que los resultados se vean alterados, pudiendo ser necesario repetir la espirometría.

Como esta hecho

La espirometría es una prueba sencilla y rápida, con una duración media de 15 minutos, realizada por un neumólogo en clínicas u hospitales especializados.

Para comenzar el examen, la persona debe estar sentada y se le coloca una pinza nasal en la nariz para mantener sus fosas nasales cerradas y permitirle respirar solo por la boca.

Luego se le pide a la persona que inhale profundamente, coloque su boca en la boquilla desechable del dispositivo de espirometría y exhale el aire de sus pulmones lo más fuerte posible, durante aproximadamente 6 segundos, sin interrupción.

Este procedimiento se debe repetir 3 veces, es importante asegurarse de que los labios queden bien posicionados en la boquilla para sellarlo y evitar que se escape el aire.

Después de este primer paso, el médico también puede pedirle a la persona que utilice un medicamento broncodilatador, que dilata los bronquios y facilita la respiración, y vuelve a soplar en el dispositivo. De esta forma podrá comprobar si se produce un aumento en la cantidad de aire inspirado después de utilizar el medicamento.

Durante todo este proceso, una computadora registra todos los datos obtenidos a través del examen para que el médico pueda evaluarlos posteriormente.

Cómo interpretar el resultado

Los valores de la espirometría varían según la edad, el sexo y la talla de la persona y, por tanto, siempre deben ser interpretados por el médico. Sin embargo, normalmente, justo después de la prueba de espirometría, el médico ya hace alguna interpretación de los resultados e informa al paciente si hay algún problema.

Normalmente, los resultados de la espirometría que indican problemas respiratorios son:

  • Volumen espiratorio forzado (FEV1 o FEV1): representa la cantidad de aire que se puede exhalar rápidamente en 1 segundo y, por tanto, cuando está por debajo de lo normal puede indicar la presencia de asma o EPOC;
  • ​Capacidad vital forzada (VCF o FVC): es la cantidad total de aire que se puede exhalar en el menor tiempo posible y, cuando es inferior a lo normal, puede indicar la presencia de enfermedades pulmonares que dificultan la expansión pulmonar, como la fibrosis quística, por ejemplo.

Generalmente, si una persona presenta resultados de espirometría alterados, es común que el neumólogo solicite una nueva prueba de espirometría para evaluar los volúmenes respiratorios después de tomar un inhalador para el asma, por ejemplo, para evaluar el grado de la enfermedad e iniciar el tratamiento más adecuado.

Posibles riesgos del examen.

La prueba de espirometría se considera segura, pero en algunos casos es posible que la persona sienta mareos, náuseas, tos, debilidad, temblores o cansancio después de la prueba, que duran poco tiempo.

¿Quién no debería hacer?

A pesar de ser una prueba segura, la espirometría está contraindicada en los siguientes casos:

  • Angina inestable reciente;
  • Ataque cardíaco reciente o síndrome coronario agudo;
  • Presión arterial alta no controlada o hipertensión intracraneal;
  • Desprendimiento de retina;
  • Infección respiratoria reciente o neumotórax;
  • Embolia pulmonar;
  • Aneurisma de la aorta torácica.

Además, la espirometría no debe realizarse en casos de cirugía reciente en el tórax, el cerebro, los ojos, los oídos, la nariz, la garganta o el estómago, ya que la prueba provoca un aumento de la presión en estos órganos cuando se exhala aire dentro del dispositivo.