Costocondritis (dolor de esternón): síntomas, causas y tratamiento

Dolor de pecho Síntomas

La costocondritis es la inflamación del cartílago que conecta las costillas con el hueso del esternón, que es un hueso que se encuentra en la mitad del pecho y se encarga de sostener la clavícula y las costillas.

Esta inflamación se percibe a través de un dolor en el centro del pecho, cuya intensidad varía según los movimientos que involucran el tronco, como respirar profundamente o mirar hacia atrás. A menudo, este dolor puede incluso sentirse como una sensación de presión, que puede acabar confundiéndose con un infarto. Obtenga más información sobre cómo reconocer los síntomas de un ataque cardíaco.

La costocondritis es una inflamación común y leve que normalmente no necesita tratamiento, ya que desaparece de forma natural. Sin embargo, si el dolor empeora o persiste durante varias semanas, se recomienda consultar a un médico de cabecera, quien podrá recomendar el uso de un analgésico o antiinflamatorio.

Síntomas principales

Los principales síntomas de la costocondritis son:

  • Dolor fino, agudo o parecido a una presión en la mitad del pecho;
  • Dolor que empeora con el movimiento;
  • Dolor al toser;
  • Dolor al respirar;
  • Dificultad para respirar;
  • Sensibilidad de la región a la palpación.

En condiciones normales, los cartílagos de las costillas permiten que los pulmones se muevan durante el proceso respiratorio, pero cuando están inflamados, el movimiento se vuelve doloroso. Por lo general, el dolor suele limitarse a una región, principalmente el lado izquierdo, pero puede irradiarse a otras partes del cuerpo, como la espalda y el abdomen.

Cómo confirmar el diagnóstico.

El diagnóstico de costocondritis se realiza con base en los síntomas del paciente y enfermedades previas, el examen físico y pruebas radiológicas que descartan otras causas de dolor torácico, como electrocardiograma, radiografía de tórax, tomografía computarizada y resonancia magnética. Consulte otras causas de dolor en el pecho.

Posibles Causas

Algunas situaciones que pueden aumentar el riesgo de costocondritis son:

  • Presión en el pecho, como la que provoca el cinturón de seguridad durante una frenada brusca, por ejemplo;
  • Mala postura;
  • Trauma o lesión en la región torácica;
  • Actividad física extenuante;
  • Respiracion profunda;
  • Estornudos;
  • Tos;
  • Artritis;
  • Fibromialgia.

En casos más graves, la costocondritis puede estar asociada con tumores de tórax, lo que provoca dificultad para respirar y tragar, pérdida de peso, fatiga, ronquera y dolor en el pecho.

En las últimas etapas del embarazo, la mujer puede sentir cierta molestia en el pecho, que puede empeorar con el esfuerzo y provocar dificultad para respirar. Esto ocurre debido a la compresión de los pulmones por el útero agrandado.

Cómo diferenciarlo del síndrome de Tietze

La costocondritis a menudo se confunde con el síndrome de Tietze, que es una enfermedad que también se caracteriza por dolor en la región del pecho debido a la inflamación del cartílago torácico. Lo que diferencia estas dos afecciones es principalmente la hinchazón de la articulación afectada que se produce en el síndrome de Tietze.

El síndrome de Tietze es menos común que la costocondritis, aparece con igual frecuencia entre hombres y mujeres, aparece en adolescentes y adultos jóvenes y se caracteriza por una lesión en un solo lado acompañada de hinchazón en la región. Las posibles causas, diagnóstico y tratamiento del síndrome de Tietze son los mismos que los de la costocondritis. Obtenga más información sobre el síndrome de Tietze.

Cómo se realiza el tratamiento.

Las recomendaciones iniciales para tratar el dolor de la costocondritis consisten en descansar, aplicar una compresa tibia en la región y evitar movimientos que puedan empeorar el dolor, como levantar objetos pesados ​​o practicar deportes de impacto. Sin embargo, también se pueden recomendar ejercicios de estiramiento suaves que alivien los síntomas, guiados por un médico o fisioterapeuta.

En algunos casos también puede estar indicado el uso de analgésicos o antiinflamatorios, como Naproxeno o Ibuprofeno, siempre bajo control médico, para aliviar el dolor. En ocasiones más graves, el médico puede recomendar inyecciones para inhibir el nervio que causa el dolor. Además, dependiendo del tipo, grado y recurrencia del dolor, puede estar indicada la fisioterapia.