Esta vez llamé palmito palma de durazno (oh, cómo hermoso!) y les diré que si se les ocurre esa tontería en los comentarios sobre la diferencia entre durazno y duraznero, como fue la última vez, no la publicaré, ¿ya está, amigos?
Vamos al grano: comencé envolviendo los trozos de palmito más gruesos en papel de aluminio y los metí al horno a 200º durante 1 hora. Entretanto preparé el risotto.
Dejé una taza con 2 litros de caldo de verduras al lado de la sartén (puedes usar hecho en casa caldo o disolver 1 y 1/2 comprimidos en agua hirviendo).
Salté 1 cebolla picada y 2 dientes de ajo en aceite de oliva. Agregué 1 taza (té) de lomo sobrante en cubitos, 1 taza (té) de palmito de puçá fresco en cubitos, 1 taza (té) de arroz apto para risottos y 1 cucharón de caldo de verduras. Mantuve la mezcla al fuego y revolviendo constantemente hasta que el caldo casi se secó y agregué más caldo e hice el mismo proceso hasta que el arroz estuvo cocido. Al final agregué 1/3 de taza (té) de parmesano rallado, ralladura de la cáscara de 1 limón y unas 2 cucharadas de jugo porque pensé que necesitaba un poco”huella“Más cítrico. Ajusté la sal y espolvoreé pimienta blanca.
Saqué los palmitos del horno y con ayuda de un cuchillo pequeño y un cortaverduras saqué la parte central, como si fuera una taza, y la rellené con el risotto. Agregué un poco de parmesano encima y usé el soplete para tostarlo. ¿Realmente necesito decir que estaba tan delicioso como estaba? hermoso?
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