qué es, síntomas, causas y tratamiento

Vida íntima

Útero retrovertido es cuando el útero está curvado hacia atrás, hacia la columna y recto, y no hacia delante sobre la vejiga, lo que puede provocar síntomas como dolor vaginal o de espalda durante el contacto íntimo o menstruaciones dolorosas.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, un útero retrovertido, también llamado útero invertido o invertido, no causa síntomas y se descubre mediante pruebas de imagen de rutina. Además, este tipo de útero no afecta la fertilidad ni el embarazo.

El tratamiento del útero en retroversión lo realiza un ginecólogo, pero no siempre es necesario, ya que es un cambio anatómico muy común, pero si causa síntomas, se puede tratar con la colocación de un pesario uterino o cirugía, por ejemplo. ser indicado.

Síntomas del útero retrovertido

Los principales síntomas de un útero en retroversión son:

  • Menstruación dolorosa;
  • Dolor vaginal o de espalda durante el contacto íntimo, o en determinadas posiciones;
  • Infecciones urinarias;
  • Sensación de presión en la vejiga;
  • Incontinencia urinaria leve;
  • Dolor al orinar y evacuar;
  • Dolor en las caderas o espalda baja.

Además, uno de los signos que pueden indicar un útero en retroversión es la dificultad para insertar tampones o copas menstruales.

Sin embargo, un útero en retroversión en la mayoría de las mujeres no causa síntomas y se descubre durante exámenes de rutina, como un examen pélvico o una ecografía.

Cómo confirmar el diagnóstico.

El diagnóstico de útero invertido lo realiza el ginecólogo mediante la evaluación de los síntomas, la historia de salud y el examen pélvico ginecológico, en el que el médico puede palpar la ubicación del útero.

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Además, su médico debe ordenar un examen de ultrasonido transvaginal o pélvico para confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones con síntomas similares, como endometriosis o fibromas uterinos.

Posibles Causas

El útero retrovertido es causado por una variación en la anatomía pélvica y puede estar presente desde el nacimiento, desarrollarse a medida que el útero madura o debido a algunas condiciones de salud.

Las principales causas de un útero retrovertido son:

  • Genética;
  • endometriosis;
  • Fibromas;
  • Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP);
  • Historia de cirugías pélvicas;
  • Menopausia.

Además, un útero en retroversión también puede deberse a un embarazo anterior, ya que después del parto los músculos y ligamentos del suelo pélvico pueden aflojarse y el útero puede cambiar de posición.

¿Cuáles son las posibilidades de quedar embarazada con un útero en retroversión?

Un útero retrovertido no provoca infertilidad ni dificulta el embarazo, ni impide el desarrollo de un embarazo normal.

Sin embargo, si es causado por una condición de salud como la endometriosis, en algunos casos puede dificultar el embarazo, pero no porque el útero esté retrovertido, sino porque la endometriosis es una de las causas de la infertilidad.

Además, en el caso de los miomas uterinos, dependiendo del tamaño y la posición del mioma, también puede resultar difícil quedar embarazada.

Útero retrovertido y embarazo.

Un útero en retroversión durante el embarazo puede causar incontinencia urinaria, dolor de espalda o dolor al orinar o defecar, que son síntomas comunes en la mayoría de los embarazos.

Además, el útero retrovertido no impide el parto normal, ya que en la mayoría de los casos, hasta la semana 12 de embarazo, el útero adopta una posición más cercana a la normal, mirando hacia adelante y permaneciendo debajo de la vejiga.

¿Cómo se ve el vientre de una embarazada con el útero en retroversión?

Un vientre de embarazada con el útero retrovertido es normal, ya que a medida que crece el útero vuelve a su posición normal, volviéndose recto.

Cómo se realiza el tratamiento.

El tratamiento de un útero en retroversión debe estar guiado por un ginecólogo, quien puede recomendar un tratamiento específico según su causa, como en el caso de la endometriosis, los miomas uterinos o la enfermedad inflamatoria pélvica, por ejemplo.

Sin embargo, el tratamiento no siempre es necesario, especialmente cuando no es causado por ninguna condición de salud.

Algunos tratamientos que su médico puede recomendar son:

1. Ejercicios de Kegel

El ginecólogo puede recomendar los ejercicios de Kegel para un útero en retroversión, ya que ayudan a trabajar los músculos del suelo pélvico, fortaleciendo los músculos y ligamentos, lo que puede ayudar a que el útero vuelva a su posición normal o a su posición anterior flexionada. Aprende a hacer ejercicios de Kegel.

2. pesario

El pesario es un dispositivo de plástico o silicona, insertado en la vagina por el ginecólogo, para brindar soporte al útero, lo que ayuda a que el útero permanezca en la posición anterior, es decir, mirando hacia adelante y sobre la vejiga. Vea más sobre el pesario y cómo usarlo.

3. Cirugía

En algunos casos, especialmente cuando una mujer experimenta dolor, el médico puede recomendar una cirugía de reposicionamiento uterino o una suspensión uterina para corregir la posición del útero y eliminar el dolor.

Generalmente, esta cirugía se realiza vía laparoscopia, pero también se puede realizar de forma tradicional con un corte en el abdomen o incluso por vía intravaginal. Descubra cómo se realiza la videolaparoscopia.

Posibles complicaciones

Un útero en retroversión generalmente no causa complicaciones; sin embargo, durante el embarazo, si el útero no regresa a su posición normal o antevertida, puede quedar atrapado dentro de la pelvis.

Esta condición se conoce como encarcelamiento del útero, y causa síntomas como dolor abdominal, estreñimiento, presión en el recto, retención urinaria o incontinencia, y generalmente aparece entre las semanas 14 y 16 de embarazo.

El encarcelamiento del útero es una complicación poco común, pero puede provocar:

  • Aborto espontáneo en el primer o segundo trimestre del embarazo;
  • Restricción del crecimiento fetal;
  • Muerte fetal;
  • Isquemia uterina;
  • Rotura uterina o parto prematuro en el 2º o 3er trimestre.

Además, un útero encarcelado puede provocar que una mujer tenga rotura de vejiga, insuficiencia renal, lesión vaginal o de la vejiga durante el parto, trombosis venosa o embolia pulmonar después del parto, o un mayor riesgo de encarcelamiento uterino en otro embarazo.